lunes, 29 de agosto de 2011

La naturaleza es vida...

Estos días de vacaciones hemos intentado relajarnos, desconectar y sobretodo hacer una de las actividades que más nos gusta a mi marido y a mi, el senderismo. El contacto con la naturaleza, el aire puro, el silencio, es algo muy gratificante y relajante. En una de las excursiones que hicimos me pasó algo realmente único. Subimos a 2.900 metros, fue una subida dura y al llegar a la cima me senti muy satisfecha de mi misma, pensé: si he llegado hasta aquí, puedo conseguirlo todo! Al bajar sentí una presión muy fuerte en el pecho, muy a dentro, en lo más profundo de mi alma y no podía dejar de llorar... Me di cuenta de que mi hijo estaba ahí conmigo, más cerca que nunca... A lo mejor pensareis que estoy medio loca, o loca del todo, pero me ha pasado varias veces desde que murió, en lugares diferentes, y es una sensación muy especial que quiero seguir sintiendo ahi, muy cerquita de mi corazón. Por eso yo le pido a mi hijo que siga a mi lado, que siga enviandóme señales porque voy a estar lo más atenta posible para sentirlas.T´estimo Nil!

1 comentario:

  1. ¡¡¡Qué bonito Georgina!!! Siempre van a estar con nosotras, verás....Besitos.

    ResponderEliminar