Hoy, hace justo un año, a esta hora, íbamos camino del hospital nerviosos y muy felices porque faltaba muy poquito para tenerte en nuestros brazos. Al salir de casa pensé: cuando vuelva a entrar por esta puerta seremos uno más.
La noche fue muy larga, todo iba muy lento, como dándonos tiempo para despedirnos de ti sin nosotros saberlo. Me acuerdo de cada detalle de esa noche interminable como si fuera hoy mismo. Pero al llegar la mañana mi recuerdo se desvanece, porque tú ya nos habías dejado, al despertarme y no sentir tu llanto no entendía nada. No me lo podía creer, no podía ser verdad! Todos te estábamos esperando con los brazos abiertos y nos quedamos con los brazos vacíos pero llenos de dolor y de rabia, sobretodo mucha rabia. En ese preciso instante mi vida cambió para siempre, tú, mi hijo esperado y deseado, ya no estabas, te habías marchado. Que duro fue volver a entrar en casa si ti, que duro ver tu camita vacía, tu ropita guardada en el cajón esperando a ser usada. Que duro ha sido todo este primer año sin ti, para nosotros y también para tus abuelos, que te quieren con todo su corazón.
Mi vida, eres lo mejor que nos ha pasado, no cambio ni un segundo de lo que hemos vivido juntos, pero te extraño demasiado y me haces mucha falta. Sé que desde allá arriba nos cuidas y guias nuestro camino, lo sé porque te siento a mi lado y porque sino yo no hubiera llegado hasta aquí hoy. Gracias mi amor por ser nuestro ángel, gracias por ser nuestro hijo hoy y siempre. T´estimo molt Nil.